Maracuyá nació hace más de 10 años, en un pequeño taller que mi papá armó en casa. Entre cadenas y cuero, tejía pulseras mientras estudiaba comunicación, sin saber que ese pasatiempo sería el comienzo de un sueño.

Con el tiempo, Maracuyá ha vivido dos etapas: una antes de la pandemia, y otra después, cuando hice una pausa para volver a transformarlo. Trabajamos en silencio más de un año, dándole vida a una versión más auténtica y alineada con lo que somos hoy.